Hay personas que nos abrazan con sus palabras; desconocidos que nos envían por medio del viento la respuesta a nuestras dudas... o tal vez solo una frase que alimenta (o hace renacer) nuestra esperanza.
El escritor serbio Goran Petrovic no tiene idea de lo que me hizo esa tarde. Su abrazo (físico y emocional) seguirá conmigo durante la lectura de su novela Atlas descrito por el cielo.
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