martes, 25 de septiembre de 2012

De cómo Anaïs llegó a su vida

La venganza, según el diccionario que consultó C., significaba "responder con una ofensa o daño a otro recibido". Así que, tomó las mejores armas internas para atacar, las preparó en un bolso de piel y las dejó caer sobre D., que ese día se convirtió en víctima.
La satisfacción que C. esperaba experimentar, nunca llegó. Más bien regresaron, como un bumerán, los naturales reclamos y castigos. Cayó de espaldas sobre su cosecha.
Mientras se ponía de pie y se sacudía la mala hierba que sembró, empezó a resonar en su cabeza:
"No debes temer, retener, contar o ser avaro con tus pensamientos y sentimientos. Es cierto que la creación proviene de un desbordarse, así que debes aprender a digerir, tragar, nutrirte y no tenerle miedo a la plenitud".
Ese día, Anaïs Nin se convirtió en su mentora y D., en su mayor aprendizaje.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Recomendación 4: Duelo de noche

Los mejores regalos que he recibido han sido libros. Este año, el día de mi cumpleaños, una novela vino a casa en bicicleta, empacada con sonrisas y mucho cariño. Fue Duelo de noche, escrita por María Antonieta Mendívil. Tardé un poco en leerla porque pasó a formar parte de una pila de libros empezados. Pero cuando le llegó su turno, la devoré en dos días.

Pese a que el hilo conductor de la historia es la muerte, no me provocó tristeza. Más bien me generó mucha curiosidad y quizá por eso avancé aceleradamente en la lectura, porque quería comprender cómo habían llegado las protagonistas a ese punto de partida. Es que, empieza casi por el final y para mí, en la mayoría de escritos estructurados de esa manera, eso significa luz verde para fisgonear a gusto.

La novela tiene dos narradoras, una hija y su mamá. Ambas cuentan su historia, en realidad cuentan sus versiones de una misma historia familiar. A medida que avanza la cronología de los hechos, van haciendo los respectivos reclamos al papá y a la mamá de cada una. Lo que más me gustó (porque yo me lo he venido planteando desde que me entró la consciencia), es que ninguna de las dos quiso repetir las malas maneras de sus padres, los errores en la crianza, las ausencias, la tiranía.

Además, hay una interesante exploración, en la hija, de su lado espiritual en contraposición con las creencias religiosas de su madre. Pero sobre todo, resalta el amor entre ambas, a pesar de que por turnos han puesto distancia entre sí, en distintos momentos de su vida.

Esta lectura está cien por ciento recomendada para quienes mantienen una relación hostil con su progenitora, pues seguramente les hará revalorar (o tal vez empezar a comprender) la función de la maternidad. Habrá algunas mujeres que se reconciliarán con sus mamás, y otras a lo mejor encontrarán justificaciones suficientes para su volátil atracción por experimentar esa misión vitalicia de ser madre. La verdad es que, sin proponérselo, la novela es un buen recopilatorio de consejos para la vida.

Aquí les dejo algunas frases que marqué (este fue otro libro con muchas esquinas dobladas). Para algunas, se hace necesario especificar de quién es. Le pongo M a la mamá y H a la hija.

M: "No teníamos cobijo de ningún amor y eso mata la capacidad de indignación"

H: "Veo a mi madre, desapareciendo debajo de las sábanas, empequeñecida, dolorosa, siempre mendigante de mi amor"

M: "Ojalá nunca abandones un camino sin haberlo cruzado"

H: "Donde quiera que mi madre esté es un lugar muy hondo, pensaba"

H: "No es fácil llevar tu propia vida, cuando no hay nadie que te indique por dónde caminar"