lunes, 18 de junio de 2012

El futbol, un espectáculo de amor

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A ella le interesa el futbol más como fenómeno social que como deporte. Por eso, ahora que la Eurocopa está en pleno, se ha dado a la tarea de sustituir el libro por la televisión mientras almuerza. Observa a los hombres que ven el partido -a las mujeres también- e intenta comprender por qué un equipo de un país tan lejano enciende emociones en los espectadores, la mayoría conectadas con el nerviosismo y con un súbito sentido de posesión (quiero que "mi equipo" gane).

Si a su lado están sentados algunos de esos emocionados televidentes, aprovecha para hacerles preguntas. Ninguna relacionada con el futbol, sino con esa actitud que observa en ellos, los que no juegan pero sienten cada patada, cada pitazo, como si estuvieran en el área de juego. A veces pueden responderle con argumentos interesantes; otras veces no pueden terminar sus propias frases porque se ven interrumpidos por algún gol fallido, una imprudencia del árbitro o por el contrario, por un "golazo" o un "señor gol".

Hoy salió a comer temprano, por lo que no tuvo compañía frente a la tele. Eso le permitió alimentar el cuestionario en su cuaderno de apuntes, para cuando su próxima víctima masculina se siente cerca de ella en el siguiente almuerzo.

Y se dio cuenta, por fin, de que hay varias cosas que sí le gustan del futbol y que le gustaría observar más en la vida diaria:

1) Los hombres lloran. No les importa que sus lágrimas sean transmitidas por poderosas cadenas televisivas, ni que eso signifique que todo el mundo las vea. Como tampoco les interesa si hay una foto de sus ojos llorosos circulando por las redes sociales y los periódicos. Y si algo les duele (mucho o poco), no hay reparo en la exageración del dolor. Cierran los ojos, aprietan los dientes, se tiran al suelo y gritan. ¡Aquí no hay rudeza ni machismo, hay libertad para expresar sentimientos!

2) Los hombres son cariñosos. No hay ningún prejuicio cuando la alegría invade a un equipo. Hombres abrazan hombres, se dan de nalgadas en señal de orgullo, se dan besos en la boca como agradecimiento, se suben en las espaldas del otro y elevan los brazos al cielo. ¡Nada importan los chistes de los aficionados! Cuando se celebra un triunfo, se valen estas expresiones. ¿Por qué no sucede esto mismo entre sus amigos, cuando nacen sus hijos, por ejemplo, o cuando por fin se graduaron o culminaron con éxito un proyecto profesional?

3) Los hombres son atentos. En la cancha, hay hombres encargados de las toallas sudadas, los pachones con agua, la atención médica, por lo que salen al rescate cuando alguien se golpea, cuando alguien tiene sed o se le cayó el zapato. ¡Ellos pueden tener lindos detalles con su propio género!

4) Los hombres reconocen que no siempre aciertan. Es reconfortante observar las expresiones de frustración en aquellos que hacen un mal pase o fallan un gol. No se necesitan palabras, se nota en sus rostros que el error duele, pero se supera a los pocos minutos.

No ha sucedido en este campeonato, pero sí espera con ansias a que lleguen esos días de "la final" para poder ser partícipe de ese espectáculo que lamentablemente sólo se disfruta en el futbol. Da un último sorbo a su refresco y se retira del comedor llena de esperanzas.

2 comentarios:

Juan Pablo Dardón dijo...

JAJAJAJA, me gustó tu texto, me mató de la risa eso de darle de nalgadas a mi amigo por que nació su hijo. “¡La metiste hasta el fondo papáaaaaa! ¡Qué chulo te salió el patojo brother!!!! y va tremenda nalgada con socón incluído JAJAJAJA Saluditos Wendys :)

Wendy García Ortiz dijo...

Pues, digo yo... Es que ustedes tienen una manera de celebrar bastante física ;-)